El presidente de Bolivia, Evo Morales está observando con creciente alarma, como un gobierno socialista cae uno tras otro por las fuerzas de la democracia en América Latina. Este cayo por el colapso de los precios de las materias primas y las políticas económicas mal asesoradas, los regímenes de izquierda en toda América del Sur se encuentran bajo una creciente presión para hacer reformas. La desaceleración del crecimiento global ofrece poca esperanza, estas naciones serán capaces de diseñar una vuelta, sin abandonar algunos de sus principios.
El sector empresarial sigue siendo débil en Bolivia, expresado por los años de la interferencia del gobierno y un sistema judicial débil. Los precios artificialmente bajos para el gas en el país, se han convertido en una carga para el gobierno de intentar mantener su solvencia. Hasta ahora Bolivia ha escapado algunos de los peores efectos de una región sacudida por una crisis económica, que amenaza con derrocar a los líderes izquierdistas restantes.
El gobierno populista de Argentina perdió la reelección en noviembre. Después de 12 años de la intervención del gobierno estable en la economía nacional, los votantes finalmente cansados de la propaganda implacable que al final no cumplieron lo prometido. La empuñadura en el poder por la ex presidente Cristina Fernández de Kirchner, fue constreñido por límites impuestos. Incapaz de asegurar el poder de su sucesor elegido, ella ahora está observando el cambio de actitud de muchos de sus políticas socialistas.
Las elecciones en Venezuela, han regresado a la Asamblea Nacional del país a la oposición. Aunque el gobierno no está tratando de negar la coalición necesaria de tener dos tercios de la mayoría en la legislatura, el equilibrio de poder ya ha comenzado a cambiar a los bolívares izquierdistas en el poder desde 1999. El uso de la Corte Suprema en negar 4 delegados en la Asamblea hace que el gobierno compre tiempo, pero ¿con qué fin? Es poco probable que las perspectivas económicas van a cambiar mucho, antes de que los nuevos diputados sean elegidos y ubicados.
En Brasil, el presidente izquierdista Dilma Rousseff logró ser reelegido en 2014. Sin embargo, ahora está siendo acusado de manipular el presupuesto federal, para ocultar los crecientes déficits en el período previo a la votación. Frente al juicio político en el contexto de una economía en plena decadencia, su supervivencia política está en duda.
Se requieren decisiones difíciles de revertir una crisis fiscal, que es en gran medida de su propia creación. El gasto público masivo durante su primer mandato, ha llevado la ruina financiera a su país. Ella parece tener poco entusiasmo para moverse en una nueva dirección, ya que su gobierno se ocupa de los cargos de corrupción y la incompetencia general.
En Ecuador, el presidente Rafael Correa ya ha determinado que sería mejor no participar el próximo ciclo electoral. Debido a que en 2017, el astuto Correa preferiría no hacerse responsable por los votantes de los resultados económicos de una economía mal administrada. Se espera que para el año 2021, cuando él será elegido de nuevo, las perspectivas de su país hayan mejorado. El Presidente Correa propone ahora cambios en la Constitución que le permita ser reelegido indefinidamente, suponiendo que él vuelva al poder después.
El Presidente Morales quien ganó un tercer mandato en octubre de 2014, preside una mejor situación económica en Bolivia. Él está, por tanto, dispuesto a liberar su control del poder, aunque sea temporalmente. En su lugar, se está preparando para un referéndum que se celebrará en febrero. La votación nacional propondrá una enmienda constitucional que permita la reelección indefinida para el señor Morales. El movimiento audaz genera un malestar social de riesgo, para lo cual se necesita de más autoridad por parte del gobierno.
Morales ha mantenido una tasa de aprobación pública por encima del 50% en la implementación sabia de algunas reformas fiscales, que impidieron el desastre económico visto en otros países como Argentina, Brasil y Venezuela. Esto ha aliviado un poco el dolor causado por el colapso de los precios mundiales de las materias primas. A diferencia de sus colegas de los países antes mencionados, él trabajó para mantener los niveles de deuda más bajos, lo que permite a su gobierno un poco de espacio para respirar. La deuda pública es sólo el 33% de la economía nacional.
La política contenida también le permitió al gobierno mantener un mayor nivel de reservas de divisas, que el resto de las naciones de América Latina. Bolivia ya cuenta con el dinero necesario para pagar la factura de las importaciones para todos 2016.
Sorprendentemente, Bolivia logró la mayor tasa de crecimiento en la región el año pasado. Tiene una tasa de inflación baja de 5% y mantiene el control en la deuda pública. El Presidente Morales en el poder desde 2006, ha beneficiado políticamente la reducción del 25% en la pobreza desde 2001 y el correspondiente aumento de 307% en el ingreso promedio.
Como sea, el país afronta ahora un dilema al igual que sus vecinos. Es dependiente del gas natural en un 45% del total de las exportaciones, será inevitable la necesidad por recortar programas sociales. El gasto público en la actualidad constituye el 36,1% del PIB (Producto Interno Bruto). Los ingresos tributarios son iguales a 22,9% del PIB. ¿Qué efecto tendrán estas acciones impopulares en el gobierno?. Esto, obviamente, aumentará el descontento de los votantes.
La tentación de seguir el camino de menor resistencia será difícil de evitar. Eso sería una corriendo por las reservas internacionales y la creación de dinero sólo para mantenerse solvente. Esto marca el comienzo de la hiperinflación, que es el acto final antes de que llegue el malestar social generalizado.
Por suerte para Bolivia, Morales no pasó por alto durante los años del auge de los commodities. No encasillo el país con deuda interna e internacional insostenible. En un contundente rechazo del FMI (Fondo Monetario Internacional) y el Banco Mundial, no estuvo dispuesto a tomar préstamos que eran fáciles de costear durante los años de abundancia.
Morales como primer líder indígena de Bolivia, se ha embarcado en lo que se ha descrito como una tercera vía. Si bien es cierto que no hay control estatal total sobre los recursos naturales del país, la gran mayoría de la actividad económica y el empleo sigue, siendo la gestión fuera del gobierno. La parte informal de la economía es en su mayoría compuesto por indios nativos, que se han beneficiado más de esta negligencia benigna.
Estas pequeñas empresas han florecido bajo un ambiente de un sistema bancario que tiene extensos fondos de ahorro y bajos niveles de deuda total. En Bolivia como en Perú, la clase pobre todavía tiene la oportunidad de convertir una pequeña empresa en una preocupación mucho más grande. Este fenómeno es lo que permite Bolivia cierto aislamiento de los mercados mundiales turbulentos.
El Presidente Morales también se ha abstenido de la expropiación de empresas y bienes de personas extanjeras, por parte del gobierno. Él ha sido selectivo en este esfuerzo, centrándose sobre todo en los recursos naturales especialmente el gas natural y el petróleo. La nacionalización de poco más de 20 empresas principales, es la importancia del esfuerzo. Esto se compara favorablemente con Venezuela, donde 1.168 empresas extranjeras y nacionales fueron confiscadas por el gobierno entre 2002 y 2012.
El gobierno de Bolivia bajo Morales, ya había impuesto una nueva constitución en el país en el año 2009. Esta medida amplió la autoridad ejecutiva del presidente y nacionalizó los diversos sectores de la economía. El presidente Morales había sido limitado a servir sólo dos términos.
La tasa de inversión privada en el interior de Bolivia sigue siendo una de las más bajas en América Latina. La inversión extranjera directa sigue concentrada en recursos naturales. Esta situación es poco probable que cambie en una época de disminución de los precios de los productos básicos y general de extracción de recursos.
Es importante tener en cuenta que la mitad de todos los bolivianos aún viven en la pobreza y el 60% de todo el empleo en el país sigue siendo informal. Como resultado, los precios del combustible son controlados y subsidiados por el gobierno. Es el mismo caso con la electricidad. Esta es la realidad que enfrenta el gobierno cuando hay una necesidad de reducir el gasto social, debido a los ingresos por la venta de gas natural que han disminuído rápidamente.
La nueva legislación aprobada en el 2013 aumenta la participación del Estado en el sector financiero. Hay mucho más control y dirección provenientes del gobierno ahora. Por ejemplo, a los bancos se les dice qué sectores de la economía deben ser prioridad en la disponibilidad de crédito.
Bolivia es también uno de los 3 principales países productores de cocaína del mundo. Gracias a la geografía, Bolivia se ha convertido en una zona de tránsito importante para la cocaína procedente de Perú. Esta situación contribuye a la corrupción significativa que existe en todo el país. También existe el problema adicional de la falta de protección de los intereses de la propiedad privada. Se presentan invasiones de la mafia en un número de explotaciones rurales y mineras, donde las autoridades locales hicieron poco para combatir o prevenir.
No hay duda de que Bolivia, así como el resto de América Latina, se enfrenta a nuevos retos económicos que se vienen adelante. A diferencia de la mayor parte del resto de la región, el país sigue siendo bendecido con un gobierno estable. La pregunta sigue siendo cuanto duraran los actuales acuerdos públicos al estar cara a una economía en declive, coincide con un gobierno que trata de apretar aún más su control.