Nigeria, para los inversores, siempre ha sido un país con un gran potencial, desde la independencia del Reino Unido en 1960. La guerra civil de los años 1967 a 1970 acabó la esperanza de ser una economía estable y próspera. Este fue el resultado final que llevó a la corrupción y una serie de golpes militares, que culminaron en violencia en una escala masiva. La era de las “juntas” militares seguiría después de 1970 a 1999. Sólo fue en el siglo 21 que el país dolorosamente hizo su camino hacia una sociedad más democrática y abierta.
Nigeria ha sido llamado “El Gigante de África” porque con 174 millones, tiene la población más grande de toda África. De hecho, es el séptimo país más poblado del mundo. En 2014 pasaría otro hito; sería la economía más grande de África. El PIB (Producto Interno Bruto) de Nigeria superaría al de Sudáfrica, convirtiéndose en la 21ª economía más grande en el mundo.
Nigeria tiene un PIB de más de $ 500 billones de USD (Dólar estadounidense). Otro factor importante que establece diferencia al país es la baja deuda, como porcentaje del PIB. Es de sólo el 11%. De hecho, este porcentaje está disminuyendo. Ahora está un 8% por debajo de la cifra de la deuda para el año 2012. El crecimiento del PIB es del 6,3% en la actualidad.
De nuevo, todo vuelve al tema del futuro para Nigeria. Para el año 2050, o incluso antes, se espera que Nigeria pueda estar entre las primeras 20 economías más grandes del mundo. Por ahora, el Banco Mundial considera al país como un mercado emergente que se ha convertido en una potencia regional. Nigeria ha sido identificada como uno de los próximos once.
Se trata de los países que los analistas han dicho que se convertirán en las economías más grandes del mundo. También es una de las naciones MINT, los próximos BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica) en el grupo de países. El MINT se refiere a las naciones de México, Indonesia, Nigeria y Turquía.
La riqueza petrolera de Nigeria ha desempeñado un papel importante en el desarrollo del país, así como un contribuidor a la creciente influencia y riqueza del país. Se tiene reservas probadas de 37.2 billones de barriles y se estima que tiene las mayores reservas de gas natural en el África subsahariana. Se ha convertido en el mayor productor de petróleo en toda África.
Como precursor del futuro, Nigeria tiene una de las mayores poblaciones de jóvenes en el mundo. El país cuenta con más de 500 grupos étnicos diferentes, de los cuales los más grandes son: hausa, igbo y yoruba.
La nación se divide de manera drástica entre las religiones de la cristiandad y el islam, con algunas en el medio. Los cristianos se concentran en el sur y el centro del país. Los musulmanes son mayoría en las regiones del norte y suroeste. También se puede encontrar una pequeña minoría de religiones indígenas. Estas diferencias entre la población han creado divisiones ásperas a lo largo de la corta historia del país, contando desde la independencia.
La última dificultad se inició en 2002. En el empobrecido noreste del país se ha establecido Boko Haram, un grupo islamista. El objetivo de esta organización radical es librar a Nigeria de un gobierno y una sociedad secular. Su objetivo final es establecer la ley islámica en todo el país.
Hace un año, Boko Haram ya responsable de la muerte de más de 12.000 personas, y la mutilación de 8.000 más. Aproximadamente 1 millón de personas se han visto obligadas a abandonar sus hogares por la violencia. Esta insurgencia islamista ganó notoriedad en todo el mundo, con el secuestro de 276 niñas en una escuela. Sin embargo, también resultó en un esfuerzo conjunto para combatir la insurrección esta organización por parte de los países vecinos de Benin, Camerún, Chad y Níger, además de Nigeria.
Obstaculizado por años de corrupción y mala gestión, las reformas económicas más recientes han puesto a Nigeria de nuevo en el camino hacia el logro de más posibilidades de que el país siempre ha nuevas posibilidades, las cuales no había tenido antes. El PIB de Nigeria en paridad de poder adquisitivo (PPP) se ha triplicado desde el comienzo del siglo 21.
Aunque se ha hablado mucho de la producción de petróleo de Nigeria, el país es solamente responsable por menos del 3% de la oferta mundial, en comparación con Arabia Saudita, quien provee cerca del 13% de la producción mundial total. Dicho de otra manera, menos del 10% del PIB de Nigeria proviene de la venta de petróleo en el extranjero. Sin embargo, el gobierno es demasiado dependiente de esta fuente de ingresos para gastos regulares.
Nigeria, en un tiempo, fue un gran exportador de alimentos. Esto ha cambiado en los últimos años, y el país se ha convertido en un importador neto de alimentos, en una escala masiva. La agricultura de, en su mayoría, no ha ido a la par con el crecimiento rápido de la población en los últimos decenios. Cabe considerar que el 70% de la población trabaja en la agricultura.
En la reciente elección presidencial, celebrada el mes pasado, el país se enfrentó con elección entre GoodLuck Jonathan del PDP (Partido Democrático del Pueblo), quien es cristiano, y su retador Muhammadu Buhari del APC, quien es un musulmán. Los resultados electorales fueron 9% a favor del último.
El resultado más importante de las últimas elecciones es que esta es la primera vez en la historia del país en la que el presidente ha sido derrotado en las urnas y ha acordado a hacer una transferencia pacífica del poder. El Sr. Buhari ganó la votación con las promesas de acabar con la corrupción, combatir a Boko Haram y tratar de impulsar las perspectivas económicas del país.
Una tarea desalentadora que le espera al nuevo presidente es cambiar el hecho de que un tercio del país está todavía por debajo del umbral de pobreza. Más del 60% de la población vive con menos de $ 1.00 USD por día.
El Sr. Buhari no es nada nuevo a la política nigeriana; gobernó el país como un fuerte militar en la década de 1980. Su régimen fue brutal y represivo. Su estilo de vida sencillo y experiencia previa hicieron la diferencia en la cantidad de apoyo que recibió en todo el país. Existe la esperanza de que no sólo le pondrá fin a la insurgencia, sino que también ayudará a unificar al país, a través de más desarrollo económico e infraestructura.
El Presidente electo, Buhari, será frenado por el problema adicional de heredar un presupuesto gubernamental y nacional que es demasiado dependiente de los ingresos del petróleo y de divisas. El bajo precio internacional del petróleo ha vaciado las reservas nacionales, y no se puede compensar con solo cortar con la corrupción y el despilfarro, a pesar de las promesas electorales.
También existe la amenaza de que los insurgentes, quienes habían dejado las armas en la región del delta rica en petróleo, en 2009, puedan resumir con la lucha de nuevo. Esta es una clara posibilidad, en gran parte debido a que estos rebeldes se les prometió una parte de la riqueza petrolera a cambio de su cooperación.
La elección del Sr. Buhari ha provocado una gran corrida en el mercado de valores de Nigeria. Los rendimientos de los bonos del gobierno cayeron a su nivel más bajo, desde diciembre. La moneda de Nigeria (naira), que se había desplomado en valor, finalmente se estabilizó. También se renovó la confianza en la comunidad de negocios al interior del país. La pregunta ahora es: ¿el retorno a un gobierno más democrático y pacífico se traducirá en mayores reformas económicas?
No hay duda; el nuevo presidente tendrá que hacer recortes de gastos más profundos y difíciles de aceptar; serán políticamente perjudiciales, incluso ya que son bastante necesarios. También tendrá que hacer frente a una tasa de inflación anual del 8,5% y una tasa oficial de desempleo del 7,5%. No será capaz de cumplir con las altas expectativas que muchos de sus seguidores querrán cumplidas.
El Estado de Derecho de Nigeria sigue siendo débil y desigual. Este es el mejor ejemplo de la mala gestión de los registros de propiedad, lo que debilita en última instancia a los derechos de propiedad en general. La corrupción, que acompaña a los altos niveles de gasto público, como consecuencia de la riqueza petrolera, suprime el desarrollo continuo del sector privado.
Muchos sectores de la economía siguen siendo proteccionistas y adversos a la competencia exterior. Las numerosas burocracias legales y regulatorias complican las cosas para los inversionistas extranjeros. Los procedimientos reglamentarios y las licencias siguen siendo procesos muy largos, y son relativamente caros. Nigeria está por debajo del promedio mundial para establecer un buen ambiente para los negocios y la inversión.
Los nuevos inversores querrán adoptar el enfoque de “esperar y ver”. Las promesas electorales y los discursos no sustituyen a las reformas reales necesarios para transformar a la economía. Volverse menos dependientes de los ingresos del petróleo será algo bueno para Nigeria en el largo plazo; el país sigue teniendo un potencial inmenso. ¿Le ha llegado finalmente el momento a la economía nigeriana para entrar en una nueva fase de alto crecimiento, impulsado por nuevas inversiones nacionales y extranjeras? Sólo el tiempo lo dirá.
Publicado el 14 de Abril Por: Jeffrey Hagenmeier / traducción: Tomas Eastman.