Si hay inversores que todavía creen que los bancos centrales del mundo están en condiciones de ofrecer estabilidad y seguridad a los mercados financieros y de valores, sólo es necesario ver lo que ha ocurrido recientemente en Suiza. A pesar de las garantías de que el franco suizo mantendría la equivalencia al Euro a un tipo de 1:20 a 1, respectivamente, el Banco Central Suizo lanzó la toalla y causó una enorme apreciación de su moneda. El banco central no tiene el poder para detener el inevitable movimiento en la valoración de su propia moneda. El franco suizo subió casi un 40% frente al euro, en términos de valor, antes de retroceder a una revalorización del 20 por ciento.
Sin embargo, el daño a la reputación de Suiza y el sistema monetario internacional ya está hecho. La situación es una prueba de lo que está por venir; el poder de los bancos centrales seguirá disminuyendo y el engaño procederá rápidamente, a medida que el sistema financiero mundial se desenreda. Cada crisis traerá un aumento de deuda y cada vez una mayor responsabilidad al mundo de la banca internacional.
La economía de Suiza tiene más probabilidades de tener una recesión en los mercados de exportación, debido a la contracción de la demanda de mercancías suizas en el extranjero, el cual será el resultado de un rápido aumento en los precios de las mercancías Suizas fuera del país. Será imposible que Suiza, con sus exportadores o sus clientes mayoristas, pueda absorber los costos asociados a esta enorme revalorización del franco. Una disminución en la participación del mercado es inevitable.
¿Por qué el Banco Central de Suiza toma esta decisión? Como un país pequeño, iba a ser imposible, desde el punto de vista económico, que el país para mantuviera la paridad que tenía con su moneda frente al Euro. Los banqueros consideraron suficiente el dinero que ya se habían gastado en el continuo esfuerzo y haber visto solo fracasos. La creciente política de flexibilización cuantitativa (QE) por el Banco Central Europeo (BCE) crean una gran devaluación del euro, lo que a su vez estaba creando un efecto perturbador en otros mercados financieros.
Será mucho más difícil y costoso para los países más pequeños de Europa, con sus propias monedas nacionales, mantener la valoración anterior con el Euro. Testigos de lo que ya ha sucedido son: Dinamarca, Noruega, Suecia, Polonia y otros países de Europa del Este y otros lugares. Todas ellas se enfrentan con las mismas dificultades financieras.
Dinamarca ha sorprendido a los inversionistas con el 3er recorte en la tasa de interés en las últimas 2 semanas. Cercano de golpear otro mínimo histórico, el país está desesperado por conservar la corona danesa dentro de su gama tradicional frente al euro. El banco central de Dinamarca cortó las tasas de interés de los depósitos certificados de -0,35 a -0,50 . Se trata de una reducción de 45 puntos base en menos de un mes. Corresponde ahora a tasas de interés de -0,75 .
El Banco Central de Dinamarca ha intervenido en los mercados de divisas cada mes desde el pasado mes de septiembre, con la excepción de diciembre, en un heroico esfuerzo para mantener el valor de la corona. Solamente en enero, Dinamarca gastó el equivalente a $100 millones de USD (Dólares de los Estados Unidos) en la defensa de la corona frente al euro. Los daneses insisten que harán lo que sea necesario para mantener la actual paridad.
Al la realidad final son hipotecas de tasas negativas. Esto significa que ya hay propietarios de viviendas en el país que han sido incentivados en incluso remunerados para sacar una hipoteca. Esto es absolutamente insostenible; por lo tanto, ¿cuán confiable es la promesa del Banco Central de Dinamarca en el largo plazo? ¿Qué más hará el banco central para mantener la cuota de mercado de las lucrativas exportaciones danesas de productos agrícolas?
Los primeros indicios de la guerra de monedas ya se han presentado. La enorme flexibilización cuantitativa (QE) en las políticas del Japón, los Estados Unidos y el Reino Unido en los últimos años, son las primeras incursiones de esta enemistad. Esta enorme impresión de dinero que se ha puesto en circulación es un intento infructuoso de estimular un nuevo crecimiento económico. En este sentido, también sigue deteriorando la fe que los inversores y el público en general, han puesto en las principales monedas del mundo.
Los resultados económicos de castigar a los ahorradores, cobrándoles por estar teniendo dinero, en vez de gastarlo, solo fomenta comportamientos erráticos y una gran acumulación de deuda por parte de los consumidores y de los inversores.
Las más diligentes y prudentes naciones del mundo ya están empezando a tomar medidas en respuesta a la próxima conflagración. Una serie de países están tomando medidas para repatriar el oro, otros están comprando más, y algunos están intentando ambos.
Los Países Bajos on un ejemplo de lo anterior. A fines de noviembre de 2014, el Banco Central de Holanda (DNB) anunció que habían repatriado clandestinamente 122,5 toneladas de oro del Banco de la Reserva Federal en la Ciudad de Nueva York (FRBNY). Además, el mes pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anunció que el DNB había comprado 10 toneladas de oro en diciembre de 2014. No hay ningún problema con estas operaciones en circunstancias normales. El problema, es que el DNB negó inmediatamente (en cuestión de horas) que no se había producido compra alguna de oro.
Los engaños a nivel internacional resultan muy evidente si se considera el caso de los 2 reintegros nacionales de oro del FRBNY. Si se le creea a los holandeses con que retiraron 122,5 toneladas y Alemania supuestamente retiró 85 toneladas, ¿por qué el FRBNY informa un retiro total de 176,81 toneladas en 2014? La diferencia de 30,69 toneladas no puede ser un error contable. Debe haber dos grandes preocupaciones:
– Hay una gran diferencia en las cifras de los informes
– Las entidades involucradas consideran que no es necesario dar explicación alguna sobre los acontecimientos previamente relatados
¿Por qué tanto misterio? La respuesta no puede ser más evidente. No hay suficientes reservas de oro físico para que coincida con las reclamaciones de propiedad de todas las naciones. Este es el caso de la FRBNY, que no puede dar cuenta del paradero de miles de toneladas de oro. A partir de 2014, en Diciembre, este banco se supone que tiene 6018,70 toneladas de oro almacenado en sus bóvedas. Sin embargo, una auditoría, realizada por el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos en el 2012, registró resultados en las reservas de sólo 491 toneladas. No ha habido grandes depósitos desde entonces. Un depósito de sólo 4 toneladas de oro en 2011 y 3 toneladas en 1999. Así que, ¿dónde están los restantes 5.527,7 toneladas de oro?
La cuestión mucho más amplia de los inversionistas es: ¿De que más están estos dirigentes financieros y monetarios mintiendo? ¿Por qué se les permite continuar la ficción de una supuesta estabilidad dentro del sistema bancario internacional? Los mercados financieros de todo el mundo están en un precipicio, pero estos banqueros y funcionarios siguen insistiendo en que todo está bien.
Hay una expectativa de que hay poca o nula transparencia de naciones como China y Rusia. Estos dos países, y una serie de otros, juegan por normas distintas. Los países avanzados de Occidente son una cuestión totalmente diferente. Estos funcionarios son responsables frente a la sociedad, que les han confiado para salvaguardar la estabilidad financiera de los mercados nacionales e internacionales. En su lugar, están trabajando cooperativamente para engañar casi a la totalidad de la inversionistas y al público en general.
Lo que los banqueros centrales están haciendo en la actualidad es considerado como un delito en el sector privado. Están publicando informaciones falsas y erróneas, así como realizando declaraciones falsas. La excusa es que ellos están tratando de mantener la confianza de los inversionistas en los mercados. No tener la información correcta y no ser capaz de confiar en estos repudiables funcionarios es lo que en última instancia socavará la confianza de la población. La corrosión y la pérdida de confianza en los mercados mundiales ya se está acelerando a un ritmo alarmante. En este punto, sólo se puede estar seguro de que esta situación no va a terminar bien.
Publicado el 03 de Febrero Por: Jeffrey Hagenmeier / traducción: Tomas Eastman