En todo el mundo, los bancos centrales y los gobiernos intentan introducir el retorno del crecimiento a sus economías nacionales. Cada vez las tasas de interés son más bajas y los episodios de flexibilización cuantitativa, en distintas cantidades, se han generalizado en todo el mundo. En cada nación, los intentos por lograr una ventaja competitiva en las exportaciones, obligando un valor menor de su moneda nacional, sólo fomenta a otro país a seguir su ejemplo. La esperanza es que, si suficiente liquidez es inyectada en la economía nacional, los buenos tiempos de la última parte del siglo 20 volverán.
El problema con las infinitas cantidades de dinero en efectivo que se bombean en la economía mundial, es que no logran el resultado deseado. El retorno al crecimiento sostenible sigue siendo esquivo. Las enormes cantidades de liquidez inyectadas, actualmente, no se utilizan de una manera en la que pueda ayudar a salir del estancamiento de la economía; en gran parte del mundo desarrollado. En lugar de ello, ha sido utilizado de forma que distorsiona los métodos tradicionales de desarrollos de negocios y expansión.
Cuando hay poco, o ningún costo, para adquirir préstamos, muchos de ellos se utilizan con menor eficiencia. Hubo un tiempo en el que las empresas pedían dinero prestado para financiar la expansión de equipos o instalaciones físicas, de las cuales se esperaba lograr un retorno que pudiera justificarse a los oficiales de préstamos, así como a los accionistas. La inversión se hacía por medio de la ampliación de los activos de la compañía, basada en las necesidades del mercado. El dinero era escaso, de modo que había una necesidad de que fuera empleado de la manera más expedita posible.
Muchas empresas utilizaban las ganancias de las empresas para financiar su expansión. Era a menudo mucho mejor que los préstamos a tasas de interés que forzaba a los gerentes y a los líderes de la empresa el dudar si obtener o no más deuda.
Un uso prudente de los recursos financieros de una empresa se convirtió en uno de los más importantes rasgos, alentado por los propietarios y los directivos en todo el mundo de los negocios. Era el sello de buenas prácticas comerciales.
¿Dónde empezó este contagio? Algunos analistas dicen que en Estados Unidos, otros identifican a Japón como el primer país en el que el sabio uso del dinero ya no es un eje principal en el mundo de los negocios. Independientemente del epicentro, se ha extendido a todas las partes más grandes de Asia, Europa, América Latina. Ahora son más las empresas que toman préstamos cada vez mayores para financiar las actividades, las cuales tienen valor limitado en el aumento de la productividad, una de las medidas de crecimiento económico.
En los Estados Unidos, las empresas están obteniendo dinero a niveles históricamente altos, con el capital social desapareciendo rápidamente. En los últimos 15 años, la inversión real en el sector empresarial ha disminuido en un tercio. ¿Quién es el culpable de esto? Nada más y nada menos que la Reserva Federal, que es el banco central de los Estados Unidos. El balance financiero de la institución se ha subido un 900% desde el año 2000.
En realidad, todo esto esta liquidez disponible en billones de dólares, en forma de créditos baratos, no se han utilizado para aumentar la producción o la eficiencia. En lugar de eso, el dinero se utiliza para maniobras empresariales más recientes, que incluyen: compras apalancadas, fusiones y adquisiciones, entre otros.
Con el fin de mantener a los accionistas satisfechos, el dinero se derrama en su dirección, con crecientes dividendos y precios de las acciones, a través de una práctica común hoy en día que se conoce como “recompra de acciones”. Significa que la empresa adquiere sus propias acciones, lo que hace que las restantes acciones en circulación sean más valiosas. Esto no añade a la fecundidad de la empresa.
Estas actividades financieras también hacen poco para añadir crecimiento económico real a la economía, lo que proporcionaría más trabajo. Al final, eso es lo que se necesita para reducir el crecimiento de la tasa de desempleo, la cual supera las tasas publicadas por el gobierno. En los Estados Unidos, y en otros lugares, las personas que están crónicamente desempleadas ya no cuentan. Esto baja artificialmente las tasas de desempleo, cuando las cifras reales son el doble o el triple a lo que se está informando. En particularmente el desempleo juvenil está llegando a niveles peligrosos para la sociedad. Actualmente, dichas tasas son superiores al 40 por ciento, en una gran serie de países.
Ahora que la flexibilización cuantitativa en Europa se llevará a cabo en una escala masiva, similar a lo que ha ocurrido en los Estados Unidos, es probable que el mismo modelo empresarial se desarrolle con estas prácticas comerciales. ¿Por qué es esto así? Es mucho más difícil para los ejecutivos de la empresa el crecer la empresa invirtiendo en nuevos productos o invertiendo en nuevos equipos para aumentar la productividad. Es mucho más fácil hacer crecer a la empresa por medio de alguna maniobra que permita una rápida adquisición. En sí mismo, no es malo, si se le permite a la empresa original el ser más productivos. Lo que a menudo es el caso es lo contrario. Por lo tanto, en el plano nacional, tiene poco crecimiento real de la economía.
Otro problema es de donde viene todo este nuevo dinero. No se trata de ahorro que viene de empresas y personas, sino más es dinero “creado”. Cuando se proveen tasas de interés tendientes a cero, esto permite que las prácticas de negocios terminen siendo muy destructivas para la economía en su conjunto. En Europa, están experimentando tasas de interés negativas. Dinamarca y Suecia son dos excelentes ejemplos de ello. Es un fenómeno interesante que no tiene sentido y no se puede sostener en el tiempo.
La deuda de las empresas está llegando a niveles peligrosos, en muchos casos. En los Estados Unidos, las bajas tasas de interés han alimentado las especulaciones de las acciones, lo que está creando una burbuja en los mercados. Más dinero sigue inyectándose, porque hay pocas alternativas en las que los inversionistas hagan dinero en otros sectores de la economía. Guardar el dinero ya no es viable desde el punto de vista financiero, dadas las tasas de interés, y por lo tanto, en este ámbito, son casi inexistentes.
Sólo este año, más de 200 billones de dólares USD se han emitido en bonos por parte de las empresas. Esta es una tasa anual que se aproxima a los $1,5 billones de dólares. Esto es casi el doble de antes de la crisis financiera de 2008 y 2009. ¿Dónde va todo ese dinero? A financiar gran parte de la especulación en Wall Street. Solamente en el mes de febrero, por ejemplo, las recompras superaron los $100 billones de dólares americanos para el S&P 500. Este es un ritmo alarmante y una figura que no es un buen augurio para el futuro crecimiento económico. No es extraño que cada vez más empresas se están cerrando en los Estados Unidos, más que las que se están creando.
Cada vez que hay una indicación de que la Reserva Federal aumentará las tasas de interés a largo plazo, el pánico se apodera de los mercados financieros y bursátiles. Han sido ya 6 años de lo mismo. Los ahorradores tradicionales han sido devastados y los métodos más convencionales de preparación para la jubilación han sido prácticamente exterminados. La política de dinero barato artificial no se puede mantener para siempre. Está creando una gran distorsión en la economía, los cual no es de buen augurio para el futuro.
Cuando el Banco de la Reserva Federal finalmente sube las tasas de interés, se verá obstaculizada por un mundo en el que casi todo el mundo se está moviendo en la dirección opuesta. Con el dólar de los Estados Unidos en un alto histórico de los últimos 11 años, un aumento en las tasas de interés va a totalizar una serie de sectores en exportación. Esta sería la causa de un incremento inmediato en la tasa de desempleo, la cual negaría el ímpetu para poder subir aún más las tasas.
Un aumento en las tasas de interés en los Estados Unidos también tendría una avalancha de dinero internacional, que llegaría a tomar ventaja de estas tasas de interés más elevadas. Dinero adicional sería invertido en en acciones, bonos y otros activos del país. La especulación en estos sectores se incrementaría proporcionalmente al aumento del valor del dólar. Lo anterior podría llevar fácilmente a la inflación “importada”, algo que a lo cual los planificadores financieros en los Estados Unidos les será difícil de evitar.
Por lo tanto, es poco probable que las tasas de interés aumenten considerablemente en los Estados Unidos, este año o el próximo. ¿Por qué? Una corrección en el Mercado de Valores estadounidense llegará muy pronto, ya que se anuncia la próxima gran recesión. Contrariamente a la creencia de algunos inversionistas y llamados “expertos financieros”, la política de la Reserva Federal puede prevenir, pero no impedir el ciclo de negocios. Habrá una recesión en 2016 o posiblemente un poco más tarde. Esto moverá las tasas de interés a la baja aún más, no sólo en los Estados Unidos, sino también en casi todas partes.
Para los inversores y los administradores de dinero todo el mundo, la cantidad de deuda acumulada por los gobiernos, las empresas y a nivel individual, es totalmente insostenible y muy peligroso. Una calamidad financiera y monetaria llegará muy pronto. Los pasivos fiscales están ahora en un nivel astronómico, y serán totalmente inmanejables con la llegada de una nueva crisis.
Publicado el 10 de Marzo Por: Jeffrey Hagenmeier / traducción: Tomas Eastman