Por: Jeffrey Hagenmeier / traducción: Tomas Eastman
Los inversionistas a nivel mundial han visto el alza desenfrenada del dólar estadounidense en las últimas semanas. Esto es más el resultado de lo que ha sucedido con otras divisas alrededor del mundo que lo que está sucediendo en Estados Unidos. Una curiosa analogía que puede ser usada para este término es que Estados Unidos es la camisa más limpia en un clóset lleno de camisas sucias. Esto significa que, entre pésimas opciones de inversión, el dólar permanece siendo la mejor de todas. La flexibilización cuantitativa a gran escala ha ocurrido en Japón, Reino Unido, Estados Unidos, China, y muy prontamente, Europa. Las tasas de interés alrededor del mundo están cercanas o ya en niveles de récord bajos. Frente a la objeción comunicada por Alemania, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (ECB) bajó las tasas de interés incluso más y anunció que la flexibilización cuantitativa comenzará en Octubre del presente año.
El problema con las políticas de dinero fácil que se están implementando por los bancos centrales es: ¿Se detiene en algún momento? Como la heroína es para un adicto, los mercados domésticos se vuelven adictos a la oferta sin fin de dinero fácil. Esto crea una masiva distorsión en la economía global y resulta en un mal manejo de la inversión. Ha habido unas corridas a la alza en los precios de los activos financieros y crecimiento en los mercados de acciones que a manera de verlos, no son sostenibles. La única forma de crear riqueza en una economía es el crecer de manera real y no fomentar una expansión artificial como resultado de una política monetaria. Un pronunciado número de analistas han predicho que no terminará bien.
El problema con las políticas de dinero fácil que se están implementando por los bancos centrales es: ¿Se detiene en algún momento? Como la heroína es para un adicto, los mercados domésticos se vuelven adictos a la oferta sin fin de dinero fácil. Esto crea una masiva distorsión en la economía global y resulta en un mal manejo de la inversión. Ha habido unas corridas a la alza en los precios de los activos financieros y crecimiento en los mercados de acciones que a manera de verlos, no son sostenibles. La única forma de crear riqueza en una economía es el crecer de manera real y no fomentar una expansión artificial como resultado de una política monetaria. Un pronunciado número de analistas han predicho que no terminará bien.
Las tasas excesivamente bajas de los vehículos de inversión tradicionales han obligado a los inversionistas hacia áreas con mayor riesgo sobre la inversión. El resultado ha sido una creciente marcha hacia la alza en los mercados de valores alrededor del mundo. Y peor aún, esto obliga a las instituciones como son las de pensiones y anualidades para tener inversiones con más especulación. Esta es la única forma de obtener una ganancia por lo menos decente, para así mantener los compromisos en derechos y para los inversionistas. El problema se acrecienta rápidamente, por lo que se incrementan los precios en los mercados de valores. Esto resulta en políticas de flexibilización cuantitativa. Un alza similar en los precios está ocurriendo también en numerosos activos tangibles. Esto es simplemente insostenible. Cuando hay un estallido y luego un declive que prosigue en el mercado, se devastan absolutamente todos los sectores de la economía.
La flexibilización cuantitativa es el esfuerzo final por parte de las élites financieras para recuperar a las economías moribundas. El banco central hace crédito de su propia cuenta con dinero, la cual ha sido creada de la nada. Luego transfiere ese dinero ficticio y comienza a comprar activos financieros. Estos incluyen bonos corporativos de bancos y otras instituciones comerciales. A esto se le llaman “operaciones de mercado abierto”.
Estas compras gubernamentales por medio de depósitos en cuentas permiten que los bancos tengas reservas con excesos de liquidez, las cuales son usadas para prestar dinero y crear nuevas actividades económicas. Esta expansión en la oferta de dinero se supone que debe estimular la economía.
El lado medio vacío del vaso es que los bancos regularmente optarán por permitir que esta infusión de dinero sea parte de sus reservas de capital en una era donde crecen los defectos en los préstamos de portafolio hacia los consumidores. Otro peligro es la hiperinflación, ya que la moneda comienza a perder valor en una escala masiva.
Japón comenzó la política en los primeros años del 2000, luego de una época de gran crecimiento en la década de 1990. El Reino Unido y Estados Unidos le seguirían en la crisis del 2008-2009. Es importante notar que la política implementada no funcionó al principio en Japón. No estimuló lo suficiente la economía como para detener la deflación. Japón, una vez más, está envuelto en una segunda ronda de flexibilización cuantitativa, en vez de restaurar la economía.
La crisis financiera del 2008-2009 fue el resultado de una burbuja de la propiedad raíz y en los activos financieros. La mayoría del daño fue causado por la especulación en dichos mercados, lo cual excedió las proporciones reales. Las casas y bancos de inversión vendían valores apoyados en hipotecas, y en la mayoría de los casos, estas eran “no realizables”. Esto significa que no estaban generando ingresos adecuados. Todo resultó en “activos tóxicos” (Préstamos que no valían lo que se decía que valían), en conjunto con hipotecas, y las cuales todavía se compraban por parte de los consumidores. Lo peor del caso, es que el mercado de la propiedad raíz estaba sobrevaluado.
Es cierto que la intervención gubernamental en el punto máximo del pánico fue necesaria para calmar los miedos en los mercados financieros. La inyección de dinero para evitar el colapso de los bancos privados y las compañías financieras se dejó llevar para disipar las preocupaciones del público de que habría una crisis económica. No obstante, una vez pasó la crisis, se avecinó la hora de empezar a hacer el trabajo real y dejar que la economía trabajara para solucionar el problema de deudas no garantizadas. Esto habría significado largos años de poco crecimiento y sacrificio. Las políticas de austeridad tendrían que haber sido promulgadas por el gobierno y las corporaciones afectadas, de manera global. Esto habría necesitado reformas en los negocios y en las operaciones gubernamentales. Los consumidores individuales hubieran sentido el impacto con el hecho de que el gobierno decreció en crecimiento. Finalmente, todos habrían estado forzados a vivir por sus propios medios.
Esto no pasaría. El miedo de los políticos en ese momento era que el público como tal no tendría la paciencia para que se dejara fluir de manera orgánica. De hecho, tenían razón en ese análisis. Los habitantes habían comenzado a creer que un país puede producir beneficios aun cuando no están basados en la recolección de impuestos y/o crecimiento económico.
El pánico financiero sí trajo consigo bajos niveles de crecimiento económico, incluso negativos, en muchos países. Esto trajo el conflicto que le siguió al pánico; el poco crecimiento hizo que la crisis de endeudamiento soberano ya no fuera controlable. Durante los años de prosperidad de muchos países alrededor del mundo, aquellos prestaron más de lo que podían pagar, creyendo de manera errónea que sí podrían hacerlo al largo plazo. En el corto plazo, estos políticos poco sabios se entrelazaron en compromisos de deudas gubernamentales masivas. Año tras año, los déficits presupuestales se acumularon en una enorme deuda nacional. En muchos casos, la deuda total en relación con el PIB (Producto Interno Bruto) llega al total de la economía. Y, en algunos, ya sobrepasó el mojón. En esta categoría están: Bélgica (102%), Grecia (175%), Irlanda (124%), Italia (133%), Japón (227%), Portugal (129%), y Singapur (106%). Estados Unidos entró al grupo en el 2013 con (101.53%).
Esta deuda excesiva no es abstracta, debe ser atendida regularmente. Los pagos por intereses se toman cada vez una más amplia parte del gasto público anual. Añadido a esto, está el contrato con el pueblo, muchos de los cuales se han vuelto sumamente costosos. Es fácil comprender el conflicto en el que se encuentran muchos gobiernos en este momento. Los impuestos ya están muy elevados en algunos de los anteriormente mencionados, por lo que aumentarlos es poco benéfico, ya que parecen recaudar mucho menos. La única respuesta es: Crecimiento económico. Será completamente arduo para los inversionistas y viajantes encontrar áreas del mundo que estén económicamente estables bajo estas circunstancias.
El retorno obtenido por un crecimiento económico no es tan sencillo como suena. Es complejo obtenerlo en una economía llena de deudas, regulación excesiva, altos impuestos y gravámenes. En horas de desespero, los líderes políticos se tornan hacia los llamados “magos financieros”, para ayudarlos con estos problemas. Por tanto, se tiene ya flexibilización financiera por doquier. Otros remedios elementales han sido probados, pero no han tenido efecto. Se tuvo el masivo programa de estímulo ($831 billones de dólares), el cual fue pasado por el gobierno norteamericano en el 2009. Japón intentó con un programa similar pero de mayor costo (1.4 trillones de dólares) en 2013. La idea sinsentido es que para poder subsanar endeudamiento soberano, se debe crear aún más deuda en el gobierno central. Hay unos economistas muy ilógicos que insisten que lo anterior no funcionó porque el estímulo no fue lo suficientemente grande. ¿Qué cantidad de gasto público sería suficiente, entonces?
Los rangos de los países más responsables por manejos fiscales y monetarios se desvanecen. Sus demandas de que las reformas de austeridad y las reformas de mercados están siendo ignoradas. Países como lo son Alemania, Chile, Noruega, Suiza, Australia, Austria, Finlandia, Hong Kong, Dinamarca, Holanda, Polonia, Corea del Sur y Taiwán.
Alemania, por ejemplo, quien ayudó a salvar a varias naciones de la crisis de endeudamiento soberano, comenzará a cuestionar el mantener al Euro como una moneda nacional. Se está ya en las últimas semana, tres estados en Alemania que tienen representación en sus legislaciones estado por parte del partido “Alternativa para Alemania” (AfD). Aquí se incluyen los estados de Brandenburg, Thuringia y Saxony. La razón principal de la existencia del partido es la demanda de que la Alemania conservadora deje de usar el Euro y vuelva al franco alemán, o por lo menos a una moneda menor y más estable, junto con naciones que se preocupen por el tema y busquen una unión similar de una moneda con las anteriores características. Lo más preocupante para los entusiastas de la eurozona es que en mayo del presente año, el partido tomó 7 de los 96 cupos del parlamento europeo. Dadas las presentes mociones de la ECB, la AfD puede estar segura de que hay apoyo creciente dentro de Alemania. Esto es posible que se expanda en otros lugares también.
Si la flexibilización cuantitativa no lleva a los países individuales, y por ende a la economía mundial, hacia el crecimiento, ¿qué podrá pasar? Los inversionistas pueden esperar una inflación sustancial en el juego. Si hay una oferta creciente, pero no hay expansión económica para soportarla, no hay escenarios posibles. Para poder detener el colapso de las monedas individuales, será necesario elevar las tasas de interés.
Esto permitirá un retorno a las prácticas tradicionales de negocios e inversión. Los individuos ahorran, la cual es reinvertida en expansión y desarrollo económico. La economía crece, lo cual reduce el desemplea y crecen las compañías en general. Es contingente tener tasas de interés lo suficientemente altas como para que los individuos guarden parte de sus ingresos. No excesivamente altos, porque esto afectaría los préstamos/créditos a las compañías y negocios.
¿Es posible este retorno y monetario remotamente posible? Los presupuestos gubernamentales necesitarán ser pareados considerablemente en muchas naciones. Los gobiernos de todos los niveles tendrán que vivir bajo sus propios medios. Este presupuesto dependerá de los impuestos. Las promesas excesivas necesitarán ser abandonadas mientras que las pensiones y los programas sociales toman golpes de recorte económico. Políticamente, esto será complejo, especialmente cuando el momento de atacar el rebote económico con acumulación de deudas arribe. Alcanzar el balance de presupuesto primario, en donde el gasto público iguala a la recolección por impuestos, es el primer paso. Grecia, por ejemplo, ha podido finalmente llegar a esta meta después de 6 años de reestructuración económica y austeridad. Luego, viene el paso más difícil. El cual es la acumulación anual del superávit para pagar el endeudamiento soberano, eventualmente disminuyendo los pagos por intereses y pagar la deuda será más fácil.
La cuestión es, por supuesto, ¿aceptará el pueblo lo anterior? ¿Aceptará a medidas incluso más desesperadas? Abandonar uniones monetarias puede funcionar para algunos países; otros estarán tentados a volver a estándares de oro y plata. Incluso, unos estarán inclinados a pedir una nueva moneda mundial. Cuando llegue la nueva crisis, la cual llegará en uno o dos años, no habrá más opción de hacer flexibilización cuantitativa o estímulos gubernamentales. Será entonces que los creadores de políticas tendrán que lidiar con las catástrofes financieras y monetarias, las cuales han sido producto de sus malos manejos.