La noticia de que Rusia iba a vender a Irán misiles S-300 de tierra al aire, a principios de la semana, subió las sospechas de la actual crisis en el Medio Oriente. En esencia, pone un fin al embargo internacional de armas en contra de Irán y marca el fracaso de los Estados Unidos de tratar de administrar la deteriorada situación en la región. La noticia también establece un plazo para Israel para lanzar un ataque preventivo contra las instalaciones nucleares de Irán. Es un nuevo golpe para futuras inversiones y una mayor actividad económica en la región.
Israel ha atacado a lo que queda de las instalaciones militares sirias en varias ocasiones este año. Esto fue para impedir la instalación de hardware militar ruso, el cual proporcionaría al régimen de Assad sistemas de defensa aérea y anti-buques. El gobierno israelí se enfrenta ahora a dos plazos diferentes, en lo que concierne a Irán. Uno es el punto en el que los iraníes tienen posesión inminente de una bomba nuclear. El otro es cuando ya no sea posible lanzar un asalto militar en contra de Irán. El país está bastante expuesto a los ataques aéreos a causa de sus débiles capacidades defensivas. La adquisición del hardware militar defensivo de Rusia cambiará la ecuación sustancialmente.
La acción por parte de Rusia socava totalmente la posición de Israel y los Estados Unidos. Los israelíes ahora se enfrentan a la posibilidad de atacar a Irán casi de manera inmediata, mientras se está instalando el nuevo armamento. Es posible que puedan atacar incluso a las armas mientras se están entregando.
La presente animosidad entre el Primer Ministro de Israel y el Presidente de los Estados Unidos no podía haber llegado en un peor momento. No es certero que Israel pueda efectivamente destruir las instalaciones nucleares de Irán por sí solo. Si Israel lanza un ataque aéreo, tendrá que ser capaz de demoler por completo todas las instalaciones del programa nuclear iraní.
La venta de los misiles defensivos expone el fracaso total de la política exterior de los Estados Unidos, en el intento de evitar una posesión nuclear en Irán. Es un desmantelamiento parcial del proceso P5 + 1, liderado por Estados Unidos, el cual el presidente Putin está retando. Los Estados Unidos, junto con los otros miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, incluidas China, Francia, Rusia y el Reino Unido, además de Alemania, van a ofrecer una serie de concesiones con el fin de frenar el programa nuclear iraní.
El gobierno de Estados Unidos ha insistido en que si las negociaciones con Irán fracasan o, peor aún, que se llegue a un acuerdo, pero los iraníes lo rompan, las sanciones podrían ser de nuevo restauradas. La venta de misiles defensivos hace esa opción mucho menos creíble y hace todo mucho más problemático.
Es posible suponer que los Estados Unidos está dispuesto a permitir que Rusia tenga flexibilidad en otras áreas de interés, a cambio de su cooperación con Irán. Es evidente que esta premisa ha sido un fracaso.
El restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Rusia durante el primer gobierno de Obama ha demostrado ser un desastre de política exterior. Los rusos siguen ampliando la guerra en Ucrania sin tener en cuenta los compromisos anteriores. La anexión forzosa de Crimea el año pasado rara vez se menciona en los círculos diplomáticos internacionales.
En marzo, los rusos anunciaron el comienzo de ejercicios militares, los cuales involucran 45.000 soldados, fuerza aérea y submarinos. Fue una de las mayores demostraciones de fuerza en años. Los vuelos civiles en el Báltico estuvieron vulnerables, ya que había poca coordinación entre las maniobras rusas y los controladores de tráfico aéreo en el norte de Europa.
Rusia ha ido más allá con el aumento de la actividad submarina en el Báltico, e incluso en el Canal Inglés. Han puesto nerviosos a varios países acerca de lo que vendrá después. Suecia y Finlandia están aumentando su cooperación militar con la alianza militar occidental de la OTAN. Una elección en Finlandia se decidirá este fin de semana, sobre si el país debe permanecer sin alianza o si debe comenzar el proceso de adhesión a la OTAN. El tema también se ha extendido a la política sueca.
Se ve más probable que Irán se convierta en una potencia nuclear, a pesar de las actuales negociaciones. Esto deja a los Estados Árabes del Golfo, ricos en petróleo, en una situación precaria. Irán, a través de servidores proxy, tiene una gran influencia y control sobre las naciones del Líbano, Siria, Irak y Yemen. La adquisición de capacidad nuclear sólo aumentará el poder y prestigio de Irán. Irá por un largo camino para asegurarse de que Irán sea capaz de crear una hegemonía local, ya que los Estados Unidos y Occidente parecen estar retirándose de la región.
Las monarquías de estos vulnerables estados tienen poblaciones Shia con las cuales deben lidiar, así como el aumento de las amenazas de terrorismo de diversas facciones, incluyendo a Al Qaeda e ISIL (Estado Islámico de Irak y el Levante). ISIL, por ejemplo, sigue haciendo avances en la provincia de Anbar en Irak, la cual comparte una frontera con Arabia Saudita.
Estos países pronto tendrán solo tres opciones disponibles, si Irán continúa con su adhesión. La primera consiste en pedirle a Estados Unidos que cree un paraguas nuclear, al igual que las que existen en Japón y Europa Occidental (OTAN). La idea es que sea una alianza defensiva, que si es atacado uno de los Estados del Golfo, es un ataque contra todos ellos.
La pregunta aquí es si estos países tienen confianza en las promesas del gobierno de los Estados Unidos, en este momento en la historia. También está el problema de la creación de un tratado defensivo que sea aceptado por el Senado, el cual está bajo control republicano; es la oposición a la Administración del Presidente Obama. Esto es, suponiendo que el presidente Obama haga tal oferta, que en este momento, parece poco probable.
La segunda opción es la de aceptar la ampliación de la influencia iraní y convertirse en países no alineados. El liderazgo en estos países, y en la naciones vecinas de Jordania y Egipto, están simplemente confundidos con que el gobierno de Estados Unidos se niegue a insistir en tener una vinculación en las actuales negociaciones con Irán. El hecho de que se llegue a un acuerdo que ponga fin a las sanciones económicas, pero aun así permitir que Irán siga patrocinando el terrorismo, el cual rompe la estabilidad de toda la región, es desconcertante para estos gobernantes.
En respuesta a las circunstancias, llegar a un acuerdo con Irán podría parecer ser el mejor curso de acción. El problema aquí es que Irán puede muy bien no estar dispuesto a dejar a estos países tranquilos. No es ningún secreto que uno de los objetivos del gobierno iraní es derrocar las monarquías de Arabia Saudita, y a sus vecinos.
La tercera opción, y la más probable, dadas las actuales condiciones políticas de los estados árabes que siguen fuera del control de Irán, es la de apresurar el desarrollo de sus propios programas nucleares. Esto sería hacer un intento por negar la actual ventaja militar que Irán tiene en la región.
La proliferación nuclear en el Oriente Medio, la cual es una de las regiones más peligrosas e inestables del mundo, sería una catástrofe absoluta. La razón es que la probabilidad de que las armas atómicas sean utilizadas, incluso de una manera estratégica, es mucho mayor aquí que en cualquier otra zona del mundo, con la posible excepción la India y Pakistán. Un intercambio nuclear, aunque sea limitado, será una calamidad, no sólo a nivel local, sino también a nivel mundial, ya que el impacto de la radiación y la lluvia radiactiva resultantes se extenderán por todo el mundo.
La difusión de la tecnología nuclear sería un colapso casi total de la influencia estadounidense y su poder en la región. No sólo sería una burla al Tratado de No Proliferación, apoyado por Estados Unidos, sino que también les indicaría a los antiguos aliados de los Estados Unidos que ya no pueden tener confianza alguna en las garantías occidentales en cuanto a apoyo militar y seguridad.
Muchos de estos países secretamente tienen la esperanza de que Israel aún pueda decidir atacar a Irán antes de que el país adquiera capacidad nuclear. Por mucho que los Estados Unidos estén tratando de restringir a Israel de esta acción, no hay duda de que la posición actual de los estadounidenses se está tornando insostenible en la región.
El Primer Ministro de Israel tal vez desee esperar a un nuevo presidente de Estados Unidos para hacer un movimiento en contra de Irán, pero el tiempo no está de su lado. Los rusos y los iraníes también son conscientes de cuánto tiempo tienen para aprovechar su actual ventaja. Ambos entienden perfectamente que a partir de enero de 2017 habrá un cambio dramático en la política de los Estados Unidos, con un nuevo presidente en el poder.
No hay duda de que a medida que el contagio del desorden y la violencia se extienda a otros países en el Medio Oriente, los inversores se irán yendo de la región en torrente. Estas inversiones son vitales para mantener el desarrollo económico de estas naciones emergentes. El crecimiento proporcionaría mayores oportunidades y puestos de trabajo para los jóvenes, que son cada vez más inquietos y desanimados. Sería obstaculizar la contratación de estos jóvenes para actividades terroristas, no sólo en el Oriente Medio, sino también en otros lugares.
La compleja situación sigue amenazando al flujo de petróleo que entra por el Golfo Pérsico, en particular en el estratégico Estrecho de Ormuz. Es aquí donde los enormes petroleros internacionales están más expuestos. Cualquier interrupción en el flujo de petróleo tendría consecuencias catastróficas en la economía mundial. Se requeriría la intervención militar estadounidense, en combinación con otras potencias occidentales, para salvaguardar el 35% de la oferta mundial de petróleo que sale a través de esta vía fluvial vital.
Una cosa es cierta, la situación en el Medio Oriente está a punto de estallar y llegar a ser más peligrosa e impredecible. A pesar de la actual resistencia estadounidense para introducir a sus tropas en la región, puede haber situaciones críticas donde esto se vuelva una necesidad. Cualquier amenaza adicional al suministro de petróleo de la región proporcionaría tal necesidad. Es cierto que los estados árabes están finalmente tomando medidas para salvaguardar su propia seguridad y bienestar, pero es totalmente incierto si individualmente, o juntos, tendrán la capacidad para combatir la creciente guerra.
Publicado el 16 de Abril Por: Jeffrey Hagenmeier / traducción: Tomas Eastman.