Suecia ha entrado en la guerra de divisas al haber reducido las tasas de interés de 0% a -0,1% y tras haber hecho el lanzamiento de su propia versión de flexibilización cuantitativa (QE). Mientras que el banco central del país, el Riksbank, anunciaba la nueva gestión monetaria, los políticos dentro del país festejaron el esfuerzo por fomentar nuevas inversiones y crecimiento en Suecia.
Parece ser que todos los países alrededor del mundo se unen a los esfuerzos de la devaluación, creando en consecuencia una carrera al fondo. En este punto es correcto empezar a preguntarse lo que el resultado final le hará a la confianza de los inversionistas ¿Cómo puede cualquier persona racional creer que esto pueda terminar bien?
Si alguien busca respuestas en la historia económica, hay algunas similitudes de los presentes fenómenos en la economía internacional con los de la época de 1930. En ese momento, cada país trató de proteger a la industria nacional, estableciendo cada vez barreras proteccionistas más exigentes. El resultado final fue una reducción significativa en el comercio mundial que dañó a todos. Por eso, la Gran Depresión mundial fue mucho peor. Como cada país intenta ser más competitivo, por medio de la manipulación del mercado, cualquier ventaja temporal es rápidamente neutralizada por políticas similares en otros lugares.
En Suecia, la reducción de la tasa de interés será acompañada por un programa de QE que le exige al banco central comprar más de 10 billones adicionales de Krona, el equivalente a 1,2 billones de USD (dólar de los Estados Unidos). Esto es en respuesta a lo que está sucediendo en Dinamarca, Suiza y otros países europeos, los cuales no han adoptado el euro como su moneda nacional.
Suecia espera que estas últimas medidas monetarias ayuden al país a alcanzar la meta de 2% de inflación. También se supone que sacudirán a la economía hacia el crecimiento. La debilidad de la corona se supone que ayude a estimular las exportaciones suecas, o al menos que mantengan su cuota de mercado. Esta es una buena noticia para el sector automotriz, la construcción y las industrias de telecomunicaciones en el país. Si esta primera ronda falla, el jefe del Banco Central Sueco, Stefan Ingves, ha prometido más recortes en las tasas de interés y más compras por parte del banco central; compras de deuda.
El lado negativo de las medidas gubernamentales, y la más importante entre ellas, es que las tasas de interés negativas son insostenibles y erosionan la confianza de los inversionistas en Suecia. La tasa de interés por debajo de cero no hace que los bancos suecos sean más dinámicos en el crecimiento de sus carteras de préstamos. Esta es la única forma de reducir las pérdidas, pero a largo plazo, es el efecto secundario, y es que más deuda se efectuará a clientes menos confiables.
El riesgo mayor para los bancos está en iniciar otro episodio “sub-prime” como el que ocurrió con la crisis de las hipotecas en los Estados Unidos durante el 2008. El colapso financiero de estos préstamos tóxicos extendió pánico en todo el mercado internacional. Casi destruyó el sistema bancario occidental en el momento.
El banco central de Suecia, el más antiguo en el mundo con 350 años, consideró necesario comenzar acción monetaria más activa, cuando la tasa de inflación en el país cayó a -0,3 %. Los funcionarios estimaron que esto indicaba que la deflación estaba empezando a consolidarse en el país. Lo que también ayudó a impulsar al país hacia la QE fueron las predicciones de crecimiento económico en Suecia. Después de una tasa de 1,8 % en 2014, hubo tranquilidad al que se proyectara en 3,0 % en 2015. Una vez que la ministro sueca de finanzas, Magdalena Andersson, hubiera anunciado una reducción en la tasa de crecimiento proyectada hasta 2,4 %,esto impulsó a los funcionarios a imponer menores tasas de interés e iniciar otra etapa de QE.
Tal como se esperaba, la corona cayó en valor frente al euro, en respuesta a los movimientos del Banco de Suecia. Pasó de 9,50 a 9,65 coronas, la tasa de cambiode . Además, los bonos del estado 2 años en Suecia, los cuales se habían estado transando a un triste porcentaje de -0,18%, pasó a -0,23% , después de la decisión del banco central.
La tasa de inflación oficial sueca ya está por debajo de cero. Sin embargo, el Índice General de Precios al Consumidor (IPC) del país no incluye los precios de la vivienda, los cuales continúan con su trayectoria ascendente. La deuda de los hogares continúa en aumento; es actualmente la más alta en el mundo desarrollado. La duración del tiempo de las hipotecas se ha extendido tanto, que las fechas de finalización tienen poco significado en la práctica. Se han convertido en compromisos de por vida.
El índice de la bolsa sueca, OMXS30 ( las 30 empresas más grandes en el país), ha subido en 30% desde el pasado mes de octubre. Sólo hay dos inversiones que tienen sentido en el país: bienes raíces y acciones.
¿Qué otra opción hay para estimular el crecimiento en el país, aparte de las anteriores medidas económicas? El primero sería un sistema impositivo. La tasa se sitúa en 57%. La tarifa corporativa es de 22 %, además de un IVA (impuesto sobre el valor agregado) y un impuesto sobre las ganancias de capital. La tasa efectiva de los ciudadanos es de aproximadamente 68%. Una reforma del sistema tributario podría ayudar a impactar el desarrollo de negocios de una manera positiva.
La carga fiscal global es de más del 44% de la economía nacional, con el gasto público representando el 51, % de la producción. La deuda pública es del 49% del PIB (Producto Interno Bruto) del país. El anterior gobierno, más conservador, redujo los impuestos y el gasto en un esfuerzo por estimular la creación de más crecimiento en el sector privado. El nuevo gobierno está invirtiendo muchos de los cortes, haciendo una campaña de mayor recaudación de gasto público.
El hecho de que este cambio en la política fiscal necesariamente termine perjudicando a las empresas en expansión, en un país con una tasa de desempleo de 8 %, no es aún asegurado por el gobierno. Los gastos, en concepto de sueldos y de contratar a un trabajador, por ejemplo, ya es bastante alto y sigue en aumento. El número de empresas estatales es relativamente grande y siguen obstaculizando la competitividad en Suecia.
Como ha declarado la canciller alemana, Angela Merkel, en oposición al BCE (Banco Central Europeo) con su política de flexibilización cuantitativa, la política monetaria no puede ser el sustituto de las reformas estructurales, en la búsqueda de crecimiento económico.
Las personas más conservadoras adentro y fuera del gobierno, incluido este escritor inversión, advertimos de las nefastas consecuencias de lo que Suecia y otros países están haciendo en la actualidad. El participar en políticas fiscales y monetarias de manera desenfrenada, en este momento, pone en crisis a todo el sistema financiero mundial.
Publicado el 24 de Febrero Por: Jeffrey Hagenmeier / traducción: Tomas Eastman