Las elecciones tienen consecuencias, y la reelección del Primer Ministro Netanyahu de Israel, no será diferente. Este impresionante vuelco electoral tendrá un impacto en las inversiones, y llegará mucho más allá de las fronteras de Israel. Hay diversos factores que conducen a la victoria para el 4o plazo de Netanyahu, que ha sido Primer Ministro desde 2009.
El Primer Ministro (PM) ha renegado la promesa de buscar la paz con los palestinos, los cuales vivían en la Ribera Occidental. Recientemente ha declarado, de manera abierta, que no permitirá que un nuevo estado se forme en este territorio, mientras él esté a cargo del país. Esto tendrá repercusiones en Europa y los Estados Unidos, los cuales han hecho de la eventualidad de una patria palestina la piedra angular de su política exterior en el Oriente Medio.
A partir de ahora habrá políticos en los Estados de Europa Occidental y los Estados Unidos que harán llamados para la aplicación de medidas punitivas contra el gobierno de Israel. Muchas de estas personas nunca estuvieron realmente a favor de los históricos y continuos lazos estrechos entre sus respectivos gobiernos y el de Israel. Ahora se presenta la oportunidad de cortar estos lazos.
También habrá empresas occidentales, así como una serie de instituciones gubernamentales, que intentarán boicotear las inversiones y el comercio con Israel, o por lo menos moverse para disminuirlos. Será mucho más aceptable el no fomentar una mayor asociación con el país.
Israel, en respuesta, se sentirá cada vez más aislado en un muy peligroso vecindario; el Medio Oriente. Estarán más tentados a manejar los asuntos de seguridad nacional solos. Para los israelíes algunas de estas preguntas son más que una cuestión de seguridad, los cuales se ocupan de la supervivencia del país. El reto con el gobierno de Irán adquiriendo capacidad nuclear, cuando ya tienen la capacidad de disparar misiles de corto alcance es un caso en cuestión.
La guerra en el Oriente Medio es casi inevitable. Al final habrá un Irán con armas nucleares, quienes amenazan con destruir a Israel y, esta vez, no será una mera retórica. Una vez más, todo lo que puede hacer Israel, probablemente, es retrasar ese momento en la historia, por medio de un ataque preventivo.
Una guerra más amplia, teniendo en cuenta lo que ya se está llevando a cabo en el Oriente Medio, donde una nación tras otra sucumbe a la guerra civil y el caos, es muy probable que amenace y desestabilice aún más a las monarquías del Golfo, las cuales son ricas en petróleo. Cualquier interrupción en el flujo de petróleo envía una onda de choque en todo el mundo. Los futuros de petróleo y gas natural se dispararían. Sería enviar a las ya de por sí débiles economías en Europa directo a una recesión. El crecimiento Económico, en casi todos los países, sufriría con un significativamente más alto precio de la energía.
Los avances de un número de naciones del Oriente Medio, quienes se han desarrollado en el comercio e inversión, se verían seriamente afectados, ya que los inversores internacionales abandonarían la región de manera masiva. Muchas empresas e industrias prósperas están en riesgo. Los árabes ricos estarían buscando formas de transferir sus posesiones personales fuera de la zona de guerra. Los dirigentes de los Gobiernos buscarían alternativas para proteger sus riquesas nacionales.
Los Estados Unidos, los demás estados miembros del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, junto con Alemania, están trabajando juntas para obligar, de alguna manera, a Irán para que no se convierta en un miembro con pleno poder de energía nuclear. Una comparación histórica se podría hacer con las conversaciones sobre desarme que se produjeron en los años 1920 y 1930.
Estos años de entreguerras fueron también un tiempo cuando se creía que solamente las negociaciones, de alguna manera, prevendrían los conflictos. El hecho de que las naciones de Francia, China, Rusia, Alemania y los Estados Unidos, también hayan participado en la catástrofe de la segunda guerra mundial, es aún más patético.
La resonante victoria en las elecciones de Netanyahu en Israel lleva a Estados Unidos directo a la colisión en los próximos meses. La animosidad personal entre el primer ministro Netanyahu y el presidente Obama, de los Estados Unidos, es bien conocida y puede empeorar, ya que Netanyahu ha ganado una decisiva contienda política en su propio país.
El presidente de los Estados Unidos hizo saber que él ya posiblemente no podría proteger a Israel en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas; esto va en contra de uno de los fundamentos de la política exterior de Estados Unidos. Esta garantía a Israel ha estado en vigor desde que el país fue fundado a finales de 1940. Hay resoluciones que se podrán pasar ahora que podrían permitir sanciones internacionales en contra Israel, e incluso, el reconocimiento de un estado Palestino.
A pesar de la retórica, dada la política estadounidense y las necesidades en materia de seguridad en la región, es poco probable que se produzca un cambio real en la inteligencia y cooperación militar entre los dos países.
El acuerdo nuclear que el Presidente Obama tiene previsto firmar ha llegado a ser mucho más problemático ahora que Netanyahu, no sólo logró la reelección, sino que fue por un margen decisivo. No es ningún secreto que el Presidente Obama estaba a la espera de un resultado diferente. Los resultados de Israel también juegan con la oposición política del presidente de los Estados Unidos de América en el Congreso de los Estados Unidos. Esto, sin duda, debilita al Presidente en cualquier negociación con Irán.
A pesar de que el Presidente Obama tiene un gran deseo de tener un acuerdo con Irán, la posición del P.M. Netanyahu es que no tener acuerdo es mejor que tener uno malo. Es una declaración que se ha repetido últimamente por parte de los funcionarios estadounidenses, aquellos en la oposición, por supuesto.
Se le está acabando el tiempo al Presidente Obama, quien cuenta con tan solo 22 meses en el cargo. Esto deja muy poco tiempo para tratar con los problemas del Medio Oriente: los palestinos, la cuestión nuclear iraní, Siria, Irak, ISIS (Estado islámico de Irak y Siria), los talibanes, Afganistán, Libia, y más recientemente, Yemen.
No ayuda a este hecho que la franja de influencia iraní se está expandiendo. Irán está apoyando al régimen del Presidente Assad en Siria. La ayuda iraní fue vital para mantener a Assad en el poder cuando la nación cayó en la guerra civil. Por medio de Hezbolá, Irán controla, en gran medida, los acontecimientos políticos en el Líbano.
Yemen se derrumbó recientemente frente a los insurgentes de al-Qaeda, otro grupo terrorista patrocinado por Irán. El hecho de que el anterior gobierno de Yemen era un aliado clave de Estados Unidos en la región, complica aún más la política americana. Lo mismo puede decirse de la propagación de grupos terroristas en África del Norte y del Oeste. Israel se está sintiendo encerrado por caos y violencia; está completamente cercado.
Los hechos continúan en un espiral fuera de control; la estabilidad que se necesita para el desarrollo económico y la expansión está desapareciendo. Las restantes islas de paz, Israel, Jordania, Egipto, Turquía, Arabia, y los restantes Estados del Golfo, están cayendo ante la violencia y el desorden que recorre a todo el Medio Oriente. Esto afectará profundamente a la economía global en el comercio y el crecimiento.
Publicado el 19 de Marzo Por: Jeffrey Hagenmeier / traducción: Tomas Eastman