La creciente guerra en el Medio Oriente está teniendo un creciente impacto en la economía mundial. Los dos hechos recientes, que incluyen las represalias de Jordania contra ISIS (Estado islámico de Irak y Siria) y el colapso de la autoridad central en el Yemen, son señales de una guerra que se escala a grandes magnitudes. La creciente ansiedad en Israel de que Irán está a punto de adquirir un dispositivo nuclear, y la falta de voluntad para hacer retroceder al estado terrorista de ISIS, hace del Oriente Medio un lugar aún más inestable.
Los Estados Unidos ya ha abandonado su embajada en Yemen, con Francia y el Reino Unido para seguir prontamente. Solo es necesario mirar el mapa de la región, con el fin de comprender lo que la creciente inestabilidad de la península le está haciendo a Arabia Saudita y a las demás monarquías alrededor del Golfo. También es otro fracaso para el gobierno de Obama en los Estados Unidos. Hasta hace poco, el gobierno pro-occidental, que estaba en el poder, fue señalado como un éxito de política exterior.
El vídeo de rebeldes, con apoyo iraní, conduciendo en coches abandonados por la embajada americana, le hace recordar al público de una situación similar; la que se produjo en Libia. Los puños cerrados y cantos de muerte a los Estados Unidos e Israel son la misma reacción que los rebeldes, los que capturaron a la embajada americana en Benghazi, Libia, tuvieron en ese momento.
Para colmo de males, el Departamento de Estado de los Estados Unidos ordenó a la infantería marina norteamericana, enviada para proteger la embajada, a entregar sus armas a los yemenitas mientras que estaban siendo evacuados.
El cierre de la Embajada de los Estados Unidos en Yemen es la 3ª misión norteamericana que se apague en la región desde 2010, y desde el comienzo de la primavera árabe. Libia, Siria y Yemen, todos están contra la pared en una posición que debilita a los Estados Unidos.
Los Emiratos Árabes Unidos se reincorporaron a la guerra aérea contra ISIS, tras haber suspendido su participación, después de haber dudado de la participación logística de los Estados Unidos en esta campaña. Las naciones en la zona del Golfo Pérsico parecen estar cada vez más rodeadas por los radicales islámicos y los rebeldes que están empeñados en derrocar a sus respectivos gobiernos y “reorganizar” la sociedad.
No puede cuestionarse la indecisión de las pocas naciones que aún están en paz en la región, al desconfiar en los estadounidenses para mantener sus promesas y compromisos. Es obvio que hay un desmoronamiento del poder estadounidense y un desprestigio del mismo a un ritmo alarmante. Sin embargo, la administración Obama indica lo contrario.
Las crecientes fricciones entre el Primer Ministro Israelí y el Presidente de los Estados Unidos mejora la vista en el Medio Oriente de que hay una reordenación de las prioridades estadounidenses en la zona. El Presidente de los Estados Unidos de América ha hecho que un acuerdo nuclear en papel con Irán sea una prioridad, por encima de contener la creciente guerra.
No hay duda de que se está gestando una crisis, porque la única zona que queda en su mayor parte intacta es la principal región productora de petróleo. La pregunta sigue siendo ¿cuánto tiempo esta parte del Oriente Medio seguirá estando apartada del caos que se produjo en los países aledaños? ¿Durante cuánto tiempo pueden los gobiernos que controlan este mar de petróleo mantener el orden en las sociedades y regímenes cuando todo a su alrededor está siendo derribado?
Si el fango del caos en el Medio Oriente llega al Golfo, la pregunta es: ¿cómo se mantendrán los bajos precios del petróleo? Aunque fue la producción americana la que rompió el monopolio del petróleo que demostró la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), fue la decisión de Arabia Saudita la que, con mantener la producción, ha permitido que se reduzcan los precios hasta donde han llegado. Los saudíes hicieron esto para castigar a los rusos por su política exterior en el Medio Oriente, pero también están esperando socavar la producción americana. Por debajo de un determinado nivel de precios, el petróleo de Arabia Saudita es más económico para extraer, aún más que el petróleo producido por fracking en Estados Unidos.
Otro efecto de la guerra en la región será la creciente necesidad de tener más armamento, tanto para las actividades ofensivas como defensivas. Este será un gran impulso a las empresas que se ocupan del equipo militar. Como las existencias de armas se reducen, habrá nuevas órdenes de producción en algunos países. En otras naciones, por ejemplo en la zona del Golfo Pérsico, se intentará acumular armas, por si la violencia se esparce desde los otros países.
Habrá un gran aumento de fugas de efectivo y otros activos que dejan el Oriente Medio para irse a un lugar seguro. Ya una serie de inversores han empezado a preocuparse con la cercanía de las guerra a los lugares ricos en petróleo y gas del Golfo Pérsico.
Esta fuga de capitales será perjudicial para las economías de la zona, ya que algunos de esos fondos serán bienvenidos en Europa, Asia Oriental y las Américas. También habrá un incremento del flujo de refugiados, especialmente en la dirección de Europa. Este ha sido un proceso continuo en lugares como Londres y París. Nuevas inversiones se realizarán en copañías europeas, americanas y asiáticas, ayudándolas en los mercados de valores.
Es importante señalar que la gran mayoría del petróleo en el Oriente Medio se compra y se vende con USD (Dólares de los Estados Unidos), como ha sido el caso desde principios de los 1970 ‘s. La reciente fortaleza del dólar estadounidense ya ha hecho que los activos sean más baratos en las zonas de Europa, Asia y América Latina.
El Presidente Obama le pide ahora al Congreso de los Estados Unidos autorización para ampliar la guerra contra ISIS, pero es poco probable que las tropas estadounidenses que se emplearán para cambiar la realidad sobre el terreno sean de alguna ayuda. ISIS tiene cerca de 50.000 tropas y se necesita la misma fuerza, o aún más, para reconquistar las franjas de territorio que les fueron arrebatados por el grupo en Irak y Siria. No se desprenden fácilmente y están creciendo en número y potencia con el tiempo.
Una posible solución sería organizar una coalición internacional contra ISIS, pero será difícil mientras el Presidente de los Estados Unidos exprese sus dudas a la hora de desplegar plenamente la influencia y poder de la nación. Otras naciones sólo estarán dispuestas a ayudar si ven un compromiso claro para eliminar a este grupo terrorista. En otras palabras, ellos quieren saber si los americanos se mantendrán a largo plazo. Los últimos resultados del presidente Obama en el escenario mundial no inspiran este tipo de confianza.
¿Qué pueden esperar los inversores? Más inestabilidad y caos en el escenario internacional; los Estados Unidos está menos dispuesto a imponer el orden internacional. Parte del problema es económico. Los Estados Unidos ya no puede permitirse el lujo de ser la policía del mundo. Los presupuestos de defensa son parte de los fondos discrecionales del presupuesto federal. Ha estado bajo “secuestro” desde 2011.
Los europeos están casi en la misma posición. Durante años, muchos países han recortado la financiación de defensa para hacer frente a las crecientes necesidades internas en el presupuesto. Muchos países de la región serían incapaces de lanzar una operación militar en ultramar. Esto es adicional a los costes financieros y la falta de apoyo popular para tales esfuerzos. Sin embargo, con más ataques, como lo que ocurrió en París, Francia podría cambiar esta dinámica.
Los inversores se encuentran un mundo caótico en el año. Habrá más inestabilidad financiera global. Muchas más naciones se espera que participen en flexibilización cuantitativa y devaluaciones de la moneda. El número de países con dificultades económicas internas continuará en aumento. Es preciso tener cuidado con la volatilidad en los mercados de divisas, acciones y los mercados de valores en todas partes. Este año será una montaña rusa.
Publicado el 12 de Febrero Por: Jeffrey Hagenmeier / traducción: Tomas Eastman