En el caso de los inversores, la fortaleza del dólar y de la economía, son razones importantes para invertir en los Estados Unidos. Algo que es muy alarmante, al mismo tiempo, es la acción irresponsable del gobierno norteamericano, bajo la administración del presidente Obama. La deuda nacional es ahora más de 18 billones de dólares USD (Dólares de los Estados Unidos) y aumenta a un ritmo alarmante. El presidente Obama va a aumentar el nivel de endeudamiento más que todos los demás presidentes antes que él, desde George Washington a George W. Bush, combinados. Presentar un presupuesto nacional que implique un déficit de más de $4 billones de dólares para EE.UU. es totalmente irresponsable y temerario. Indica a los inversionistas en la economía de Estados Unidos que la política seguirá triunfando sobre el sentido común, mientras que Obama sea el Presidente de Estados Unidos.
Es difícil para los estadounidenses comprender plenamente la situación, cuando los políticos, como el Presidente Obama, siguen insistiendo en que un aumento de 7% en el gasto tiene sentido en este momento. La economía de Estados Unidos, en cambio este año, es probable que siga creciendo sólo un tercio de la tasa del aumento previsto. Insistir en un desenfrenado aumento en este momento se presenta como ignorante, ya que no se están tomando en cuenta las consecuencias de esta inmensa deuda.
Con 320 millones de habitantes, la deuda del gobierno de los Estados Unidos por persona alcanza los $56,484,69 USD. Por hogar, esto se calcula en los $ 146.295,36 USD. Estas estadísticas son más fáciles de comprender de una forma individualizada. Sin embargo, lo más alarmante, es el pasivo no financiado del gobierno estadounidense. Teniendo en cuenta que 10.000 “baby boomers” se jubilan cada día, esta es una situación que será mucho peor en los próximos años. Los gastos de Medicare para los retirados, en la actualidad, tiene un pasivo de más de $79 billones de dólares EE.UU.
La obligación de deuda para la prescripción de drogas está cerca de los 20 billones de dólares. El endeudamiento de esta categoría se ha extendido enormemente desde 2006. Este beneficio fue promulgado durante el tiempo que los republicanos controlaban la presidencia y el Congreso. Debería haber sido bastante claro en su momento que no había una forma de costear este nuevo endeudamiento. Sin embargo, la legislación fue aprobada y se convirtió en ley.
¿Qué hace entonces el Presidente Obama cuando los demócratas tienen el control del Congreso en 2009 y 2010? Aprovar otro gran derecho que no tiene financiación y por lo tanto, no es asequible. Por supuesto, para que la nueva ley nacional de salud fuera más digerible fiscalmente, figuras totalmente fantásticas fueron utilizadas para recabar el apoyo del público para este nuevo presupuesto. El resultado final de las engañosas cifras presentadas por el gobierno es otro pasivo masivo de $9.2 billones.
Esto hace que el pasivo no financiado de los Estados Unidos en 2015, sea de $123,3 billones de dólares. Peor aún, sigue aumentando a un ritmo alarmante. El total de las obligaciones por persona en los Estados Unidos está ahora cerca de $385.000 USD. Esto configura cerca de un millón de dólares por hogar ($996.843 USD) en el momento de escribir este artículo. Esta es una suma con la cual la mayoría de los estadounidense s relacionarse. Por esa misma razón, nunca es utilizada para mostrar la abrumadora situación fiscal.
Los déficit de la presidencia de Obama han sido enormes. En 2009 se registró en 1,4 billones de dólares. En los años 2010 y 2011 se produjo una leve disminución de 1,3 billones de dólares.
Las mejoras de las condiciones económicas y el continuo “secuestro” trajo una reducción adicional de $676 mil millones en 2013 y $500 mil millones en 2014. Eso sigue siendo una enorme deuda federal, para un total de $6,176 millones de millones de dólares en seis años.
Algunos analistas políticos, sañalan que el presupuesto de 2009 fue solamente responsabilidad del Presidente Bush. En circunstancias normales, este, en gran medida, sería el caso. El déficit previsto y pedido para el año fiscal 2009, que comenzó en octubre de 2008, fue de $407 millones de dólares. La mayor parte del gasto (1.4 billones de dólares) fue el resultado de la operación de rescate de los bancos (TARP, por sus siglas en inglés) de $245 millones de dólares. También, en parte, fue el estímulo masivo que fue aprobado en febrero de 2009, en el que se gastaron en ese mismo año otros $200 millones de dólares más. En marzo se terminó por hacer que el déficit fuera mucho más amplio. Aicionalmente, cayeron los ingresos.
El presidente Bush sólo puede ser responsable de sus acciones en relación con “TARP”. Él ya no era Presidente cuando estos otros gastos se establecieron. También se debe señalar que el Presidente Bush estaba negociando con un Congreso bajo el completo control democrático. Este fue el caso en 2007 y 2008, en los dos últimos años de la presidencia de Bush.
Este será ahora el caso del presidente Obama en los dos últimos años de su presidencia, con los Republicanos en firme control de ambas cámaras del Congreso. Por lo tanto, es poco probable que una gran parte de lo que se propone sea promulgado.
A pesar de promesas anteriores y la creación de una comisión presidencial, cuyas recomendaciones fueron posteriormente ignoradas, no es probable que se produzca cualquier reforma de asistencia social durante el mandato del presidente Obama. Como resultado, se sobrecarga el déficit por encima del $1 trillón de dólares EE.UU. Los derechos tendrán un costo enorme de $2.3 billones de dólares este año.
El presidente Obama sigue insistiendo en un sistema fiscal redistributivo. Los impuestos se incrementarán aún más para los ricos, a un total de $2 trillones en la próximo década. El dinero recaudado no se utilizará para reducir el déficit. Al contrario, será utilizado para reducir los impuestos de las familias con ingresos bajos y medianos. Las reducciones de impuestos son una buena cosa, si van acompañadas con verdaderos recortes en los gastos.
En lo que ambas partes coinciden es en la necesidad de revertir el estancamiento de los salarios que la clase media ha experimentado, desde la década de 1990. En ese momento tanto el crecimiento económico y el desempleo alcanzaron un promedio de 4% al año. Aunque el Partido Demócrata, bajo el Presidente Obama va a insistir por el contrario, no habrá una verdadera restauración de movilidad social ascendente hasta que haya una nueva creación de riqueza. Por lo tanto, las políticas de redistribución sólo traerían un alivio fugaz.
El presupuesto presentado por el Presidente hace poco por reorientar el país hacia la inversión y el crecimiento. El costo de mantener los derechos y pagar los intereses de la deuda están tomando cada vez una mayor parte del presupuesto. Sin embargo, todos estos son consumos corrientes, no ayudan a hacer una inversión en el futuro de la nación.
Un aspecto positivo fue que el Presidente Obama finalmente ha reconocido la necesidad de recortar la tasa de interés para las compañías, que es el más alto en el mundo industrializado. El recorte de la tasa será de 35% a 28 %, pero en realidad deberían reducirse los impuestos a un mínimo de al menos el 20 %. Sin embargo, una tasa de impuesto más baja será muy útil para las empresas estadounidenses para poder competir a nivel mundial. El Presidente también está en la promoción de la idea de un nuevo impuesto mínimo sobre los ingresos globales por parte las empresas norteamericanas. La idea es reducir la carga de impuestos sobre las empresas, ayudándoles a evitar el pago de impuestos sobre los ingresos percibidos en el exterior dos veces. Significa que, en vez de pagar impuestos en el país que se encuentran y en E.E.U.U., solamente pagarían uno.
Una de las principales orientaciones de la propuesta presupuestaria del Presidente es la eliminación del “sequester”, que se acordó en todos los gastos discrecionales, si un compromiso de presupuesto no pudiera ser alcanzado. En vigor desde 2011, ha sido una herramienta eficaz en el tratamiento gasto, que ha estado fuera de control. Al elevar el gasto discrecional federal en $74 millones de dólares, las restricciones fiscales serán eliminado. A pesar de que el nuevo dinero se reparte en partes iguales entre defensa y gasto interno, simplemente es gasto adicional que se viró hacia el déficit.
Hay un esfuerzo por aumentar el gasto en infraestructura, contenido en el proyecto de presupuesto. Estos tipos de inversiones realmente pueden ayudar a sostener el crecimiento económico. Gran parte de las redes eléctricas y el sistema de transporte de la nación, así como la investigación científica y la inversión, podrían obtener fondos adicionales. El problema es que no hay un origen específico para financiar estos aspectos. Otra vez los costos se sumarían al déficit y, posteriormente, a la deuda nacional.
En última instancia, por supuesto, el presupuesto propone un aumento de los impuestos a los ricos, que son los generadores de riqueza. Pide que se indique un aumento de $2 trillones durante la próxima década en este grupo. Estos incluyen, entre los mencionados, un impuesto mínimo sobre millonarios. Será por lo menos del 30%. Las ganancias de capital, que se gravan con un 15% antes de que Obama fuera presidente, ya se han aumentado al 23% y alcanzará al 28 %. Casi se ha duplicado durante su presidencia. ¿Por qué querría alguien hacer inversiones en este tipo de entorno fiscal? Un inversor asume todos los riesgos, y si uno tiene éxito, el gobierno quiere casi un tercio de las ganancias. También se incluyen impuestos a las grandes herencias. Incluso, hay un plan para un nuevo impuesto a los cien bancos más grandes de la nación.
El mensaje es muy claro: los más ricos van a seguir pagando una cuota cada vez mayor de la carga tributaria del país. ¿Ayudará a equilibrar el presupuesto? Por supuesto que no, ya que incluso un mayor nivel de gasto se tiene propuesto. ¿Reducirá la deuda nacional o las obligaciones? Una vez más, la respuesta es no. No se proporcionan nuevas inversiones o ampliación de sus negocios. No hará crecer a la economía. Lo que los estadounidenses necesitan en esta coyuntura de la historia son más oportunidades de empleo y salarios más altos.
Impuestos más elevados y más gasto público a fin de cuentas, sólo llevan a un menor crecimiento económico, menos inversión y menos empleos. Estas llamadas políticas progresistas no le darán al país un crecimiento sostenido o prosperidad. Una vez más, una oportunidad perdida para el país para moverse en una nueva dirección fiscal. El presidente podría haber mostrado liderazgo en esta cuestión fundamental y no tratar de complacer a su base, como no ha dejado de hacerlo durante su tiempo en el cargo. El país pagará el alto precio por su fracaso.
Publicado el 5 de Febrero Por: Jeffrey Hagenmeier / traducción: Tomas Eastman