La emisión de deuda corporativa en los Estados Unidos se está expandiendo a un ritmo alarmante, considerando que el crecimiento económico mediocre ha sido la costumbre desde el final de la Gran Recesión, en junio de 2009. En 2015 ha estado creciendo más rápido que en cualquier otro momento de la historia. Está en un máximo histórico de los últimos años, incluso más que otros años récord. Gran parte de esta actividad financiera está siendo financiado por tasas de interés excesivamente bajas, las cuales se pusieron en marcha por el Banco de la Reserva Federal en 2008.
Si bien es cierto que muchas empresas en los Estados Unidos tienen márgenes de utilidad que también están cerca de sus niveles récord, la pila de deuda es preocupante, si un inversor considera que se está acercando el final del boom en el Mercado Accionario y la recuperación económica es lenta.
El aumento del apalancamiento empresarial es preocupante, si se hace una comparación con la última vez que el valor de los activos se derrumbó en las manos de un pánico financiero y una recesión económica resultante. La repentina caída de Lehman Brothers en Nueva York, en la segunda mitad de 2008, mostró la realidad de la exposición excesiva de deuda en los mercados.
Los bancos fueron particularmente afectados ya que el contagio se extendió a Asia, Europa y América Latina. Dio lugar a rescates gubernamentales masivos de las instituciones financieras y un casi colapso de los mercados hipotecarios, en particular en Estados Unidos.
La deuda corporativa en los Estados Unidos ha pasado de $58 billones USD (Dólar estadounidense) durante los primeros cuatro meses del 2014 a $609 billones USD este año. Se está empezando a crear un obstáculo importante para el crecimiento futuro, ya que varios de los futuros ingresos de las empresas serán asignados al servicio de la deuda.
Sin embargo, muchos inversionistas están comprando esta nueva emisión de deuda en un mercado donde los bonos del gobierno se han reducido a pagar sólo el 2% en Estados Unidos, y cerca de cero en Europa y Japón. Las políticas de los bancos centrales del mundo están alimentando esta acumulación de deuda, siguiendo las políticas de tasas de interés históricamente bajas y la flexibilización cuantitativa. En los Estados Unidos, la tercera ronda de compra de valores respaldados por hipotecas y deuda pública terminó en octubre de 2014. Sin embargo, en Europa, el BCE (Banco Central Europeo) acaba de empezar una nueva ronda de flexibilización cuantitativa, y, en Japón, están duplicando dichas políticas, llevadas a cabo por el banco central.
Los bonos con calificación inferior, conocidos como bonos basura, también se están vendiendo a un ritmo acelerado; esta es la deuda emitida por empresas que están clasificados como doble B, puesto de manera vaga. Es una señal de que lo peor está por venir, una vez que la economía se desacelere aún más y llegue la recesión. A continuación, los impagos llegarán rápidamente. En la actualidad, la tasa de morosidad es inferior al 2%, en comparación con el 15% durante la última recesión.
La acumulación de deuda de los hogares, incluyendo tarjetas de crédito y préstamos estudiantiles, también se mueven hacia arriba, acercándose a niveles que son aproximadamente a un 7% justo por debajo de los máximos históricos, el cual fue el porcentaje antes del pánico financiero en 2008. A medida que el porcentaje llegue cada vez más cerca el máximo anterior, indica que los consumidores por sí solos no serán capaces de mantener la economía en expansión, a medida que más fuerzas de mercado se vuelvan negativas.
En el mercado de valores en sí, el endeudamiento se encuentra ahora en el nivel más alto registrado de los últimos 50 años. En marzo, el margen de la deuda alcanzó los $476 billones de dólares. Esto indica que los inversionistas esperan que las acciones continúen su ascenso más allá de los 18.000 en la Bolsa de Nueva York. Que haya récords de altos históricos sólo aumenta las expectativas de ganancias futuras. En abril, por ejemplo, el NASDAQ, finalmente venció el último máximo anterior, visto en el año 2000, al final del boom asociado con el sector de la tecnología. El Standard & Poor 500 ya ha experimentado 6 registros de cierres históricos este año, y se esperan más este verano. El Dow Jones Industrial Average (DJIA) ha roto 4 registros en lo que va de este año. Esto no puede continuar indefinidamente.
Al final del primer trimestre ejecutivo, en marzo, 184 empresas estadounidenses tuvieron calificaciones de B3, con perspectiva negativa, frente a 146 que hubo en 2013. El número sigue subiendo. Es de esperar que estas sean las primeras empresas en tener impagos y caigan en quiebra cuando por fin termine la tendencia del mercado de valores alcista.
El rápido aumento de la deuda de muchas de estas empresas podría ser beneficioso si el dinero fuese usado para financiar nuevos equipos y mejoras técnicas, o por lo menos para financiar una expansión en las operaciones. En ese entonces, al menos, a un futuro el aumento de los ingresos cubriría el costo del préstamo. Sin embargo, este no ha sido el caso. Lo único en lo que realmente se hacen gatos en el patrimonio de las mismas empresas.
Para lo que se está utilizando el dinero hoy en día es para la financiación de un sinnúmero de recompra de acciones, compras apalancadas y fusiones, que no crean un aumento en la producción futura y en la productividad de las propias empresas. Aunque algunas adquisiciones de empresas en diferentes sectores tienen sentido, la prisa por mayores adquisiciones está desenfrenada, y pesará cuando la nueva deuda se vuelva un factor en la ecuación. Durante el mes de febrero solamente hubo recompras de acciones para el Standard and Poor 500 con un récord de $104 billones USD.
La realidad es que la deuda corporativa, al cual se situó en $ 11 trillones de dólares a finales de 2007, se ha disparado a $14 trillones de dólares.
La inversión neta real en la productividad de las empresas en los Estados Unidos está en un 25% menos de lo que era antes de la llegada de la última recesión en diciembre de 2007. Toda la impresión de dinero, las tasas de interés bajas y la explosión de deuda en las empresas, no constituyen en crecimiento real y sostenible para la economía. La capacidad productiva en los Estados Unidos está en declive y esto tendrá efectos desastrosos en el largo plazo para la economía global.
Publicado el 07 de Mayo Por: Jeffrey Hagenmeier / traducción: Tomas Eastman.